
4º soneto
Dame tu luz
Recorro cada día con mi pena
veredas y caminos solitarios
como marcho sin guía, son calvarios,
al no encontrar el norte, mi condena.
¿Podré quitarme ahora esta cadena
que tú y yo nos pusimos voluntarios
y salir de esos mundos temerarios
que de angustia y martirio tanto llena?
Me venciste, lo sé, he de aceptarlo,
mas quiero terminar hoy mi amargura,
pondré fin al desorden de mi vida.
El tiempo que me quede he de pasarlo,
en paz conmigo misma, y segura.
¡Señor dame tu luz, cura mi herida!
Adelaida Hidalgo

Adelaida, eres ya una maestra en este género, me encanta. Un beso, Inés
ResponderEliminarInés aunque gusten los alagos tú sabes como yo lo dificil que es este género, espero poco a poco ir subiendo peldaños.
ResponderEliminarDos besos de tu amiga
Adelaida